
En un movimiento tan estratégico como inusual, Apple ejecutó una maniobra relámpago de logística internacional: cinco aviones cargados con iPhones y otros dispositivos fueron enviados desde India y China hacia Estados Unidos en un lapso de apenas tres días. ¿La razón? Evitar el impacto del nuevo arancel impuesto por la administración Trump.
Esta operación no solo refleja la capacidad de respuesta de Apple ante cambios abruptos en la política comercial de EE. UU., sino que también subraya un cambio estructural en su cadena de suministro global: la consolidación de India como un pilar clave de su estrategia de fabricación.
Durante años, China fue el corazón de la producción de Apple, pero la creciente tensión geopolítica y las políticas arancelarias han acelerado la diversificación. India no solo ofrece ventajas competitivas en costos y talento técnico, sino también un entorno cada vez más favorable para la manufactura de alta tecnología.
Más allá del golpe logístico, este episodio deja un mensaje claro: las grandes tecnológicas están repensando sus mapas de producción y distribución ante un panorama global cada vez más incierto. Apple, con su capacidad para mover montañas o en este caso, aviones en tiempo récord, demuestra que la agilidad ya no es una opción, sino una necesidad.