La selección brasileña sorprendió a propios y extraños al realizar siete modificaciones en su once inicial para el partido frente a Colombia, válido por las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026. ¿El motivo? Una mezcla de lesiones, suspensiones, decisiones técnicas y la necesidad de mejorar el rendimiento colectivo tras un desempeño irregular en sus últimas presentaciones.
El técnico Fernando Diniz tuvo que prescindir de jugadores importantes debido a suspensiones y lesiones, como fueron los casos de Gabriel Jesús, quien sufrió molestias físicas y no fue convocado, y Bruno Guimarães, sancionado por acumulación de tarjetas amarillas. Esto llevó al entrenador brasileño a introducir cambios obligados y apostar también por nombres nuevos para revitalizar el funcionamiento del equipo.
Otra razón fundamental para estos ajustes fue la necesidad de recuperar confianza en una eliminatoria que se ha mostrado altamente competitiva. Brasil venía de actuaciones cuestionadas por la prensa y aficionados debido a la falta de contundencia en ataque y vulnerabilidad defensiva, por lo cual Diniz buscó renovar energías y darles protagonismo a jugadores jóvenes como Endrick y João Pedro, intentando dinamizar la ofensiva.
Asimismo, el entrenador optó por reforzar aspectos defensivos específicos ante una Colombia fuerte en condición de local, con el regreso de piezas clave como Gabriel Magalhães y Emerson Royal, buscando un equilibrio entre solidez defensiva y un ataque más dinámico y eficaz para contrarrestar al conjunto colombiano.
En definitiva, las múltiples modificaciones del seleccionado brasileño reflejan claramente el contexto actual del equipo, marcado por dificultades físicas, disciplinarias y futbolísticas. Esta realidad llevó a Fernando Diniz a replantear su estrategia y realizar cambios profundos buscando mejores resultados y un rendimiento más acorde con la jerarquía histórica de Brasil.
