El durian, una fruta distintiva del sudeste asiático, conocida por su cáscara verde espinosa y su aroma penetrante, ha generado regulaciones estrictas en lugares como Singapur y Malasia. A pesar de su popularidad en la región, su olor, descrito por algunos como fuerte y desagradable, ha llevado a que los hoteles, el transporte público e incluso los aeropuertos impongan restricciones sobre su presencia.
En el Aeropuerto Internacional de Suvarnabhumi en Bangkok, Tailandia, los carteles sobre los mostradores de facturación son claros: “No se permite llevar durian en el equipaje de mano”. Esta fruta, a menudo comparada con la guanábana, ha sido objeto de prohibiciones similares a las de objetos peligrosos como armas y explosivos en algunos lugares.
Estas medidas han sido tomadas debido al fuerte aroma del durian, que puede ser percibido a larga distancia y que muchos encuentran desagradable. Aunque su sabor cremoso y único es apreciado por muchos, su olor distintivo ha generado divisiones en cuanto a su aceptación en lugares públicos y cerrados.