“En esta época tener un cuadro de ansiedad es más frecuente que tener un dolor de cabeza”: Angie Martínez

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UNA TENDENCIA QUE MATA

En esta época tener un cuadro de ansiedad es más frecuente que tener un dolor de cabeza, pero, ¿cuántos de estos cuadros existen en realidad?

Es difícil hablar de la romantización de los trastornos mentales en esta sociedad que ha pasado de el estigma de “querer llamar la atención” a la tendencia y moda de tener un transtorno mental, no digo que el prejuicio ya no exista, al contrario, debido a la desinformación actual y a este afán de padecer una de estas patologías esta creencia aumenta progresivamente; cada persona que anhela en su ignorancia tener una enfermedad mental y está contribuyendo a que los pacientes reales no se expresen por miedo a ser tachados como parte del gran grupo de los que solo quieren llamar la atención.

Cabe destacar que el mundo digital en que vivimos en gran parte detonó está situación, buscando que pacientes de trastornos cómo depresión, ansiedad, TOC, entre otros, se identificaran con canciones, con series, con películas, con publicaciones o post, abriendo una grieta gigante en donde la audiencia se avienta sin saber las terribles consecuencias. De hecho, las series, canciones o películas más exitosas de esta era cuentan con cierto estilo de “terapia”, con personajes depresivos o ansiosos, con personajes anoréxicos o que se atoran con comida para “llamar la atención” y para “romper el estigma”; claros ejemplos encontramos en “Bojack” el caballo protagonista de una serie dónde el tema principal es la depresión, “Euphoria” dónde Rue (Zendaya) tan solo al inicio de la serie ya evidencia graves grados de ansiedad generalizada, “Raj” de Big Bang Theory quien presenta signos de ansiedad social y muchos más.

A este punto me atreveria a afirmar que más que “buscar romper el estigma” o de tratarse de una lucha por los pacientes víctimas de los prejuicios sociales que siempre han estado tatuados en esta sociedad. Lo que está pasando en redes y en las plataformas digitales va más allá de eso. Utilizan estas enfermedades “de moda” como una estrategia de marketing silenciosa generando así una tendencia que mata.

Embellecer los transtornos mentales hace más difícil la vida de un paciente diagnosticado con uno. Considero que la sociedad ya es lo suficientemente madura para afrontar este tipo de burbujas, la generación que creció viendo princesitas ser rescatas por príncipes, y hoy rompió ese esquema y se volvió feminista. La generación que creció viendo personajes negros como los villanos, hoy mantiene una lucha en contra de el racismo, así como se ha levantado en contra de los sesgos que actuaban como columnas para las décadas anteriores, debe levantarse hoy para entender la gravedad de un trastorno mental y la razón por la que no es normal anhelar padecerlo.

Una persona con depresión puede ser esa que no publica post tristes, ni memes depresivos, pero que al estar solo llora durante horas por no encontrar sentido a su vida. Biológicamente su cuerpo no está bien, no se siente en la capacidad de llevar una vida normal por esa lucha constante en contra de sus propios pensamientos, y como si no fuera lo suficientemente difícil también, tiene que lidiar con una red llena de autodiagnósticos que minimizan su problema o ¿cómo no considerar pataleta un ataque de pánico si las mismas redes se han encargado de normalizarlo?

Sufrir de un trastorno de ansiedad no es una preocupación cualquiera, tampoco es indecisión o mover la pierna sin cesar cuando se está preocupado. Son emociones sin gestionar, son temblores en el cuerpo, mareos, llanto recurrente, no poder salir de casa por un miedo que nisiquiera se explica, es pasar noches sin dormir intentando callar tu propia cabeza, son autolesiones que no puedes controlar, la necesidad de medicarse.

A pesar de que las cifras son alarmantes y gran parte de la población mundial es víctima de estos gigantes invisibles, amamos embellecerlos hasta que es un amigo nuestro quien se suicida y nisiquiera habíamos notado señales para ayudarlo.

Son muchos los pacientes reales de estos problemas mentales, por eso mismo, esta y todas las generaciones deberían unirse a luchar contra la tendencia que ha hecho doblemente difícil la vida de los valientes que se levantan cada día a luchar una de estas batallas invisibles.

Seamos más empáticos y construyamos un mundo que apoye la salud mental sanamente, que no normalice el suicidio ni los ataques de ansiedad o atrancones de comida. Seamos la generación que rompió el prejuicio, no la que creó humor a cuesta de la salud del montón.

Imagen de apoyo: Sireth Herazo

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