Un nuevo estudio publicado este martes en la revista The Lancet Planetary Health destaca que el estrés por calor al que se enfrentan las mujeres embarazadas puede tener consecuencias negativas tanto en el crecimiento del feto como en el desarrollo del bebé, incluso después de su nacimiento.
El análisis, realizado por un equipo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, concluye que la exposición a temperaturas extremas puede influir en el crecimiento del feto y afectar el desarrollo infantil hasta que el bebé cumpla dos años.
Este estudio es pionero en evidenciar que el estrés térmico no solo impacta el embarazo, sino que también puede tener repercusiones en el desarrollo posterior de los niños, marcando un hito importante en la investigación sobre los efectos del calor en la salud materno-infantil.