El domingo pasado, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, junto con el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, perdieron trágicamente la vida en un accidente de helicóptero, según informaron medios estatales iraníes. El helicóptero presidencial sufrió un “aterrizaje forzoso” en el norte del país debido a la densa niebla, lo que resultó en la pérdida de vidas y conmoción en todo el país.
Los equipos de rescate, enfrentándose a una meteorología adversa con una visibilidad de apenas cinco metros, encontraron el lugar del accidente el día siguiente, pero lamentablemente no hallaron “señales de vida”. Ahmad Vahidi, ministro del Interior, señaló las dificultades que enfrentaron los equipos de búsqueda debido a las condiciones climáticas desafiantes.
Raisi y Amir-Abdollahian estaban en ruta hacia Tabriz después de participar en un evento en la frontera con Azerbaiyán, donde inauguraron importantes proyectos de infraestructura. Mientras tres helicópteros componían el convoy presidencial, solo uno experimentó problemas, mientras los otros aterrizaron sin inconvenientes.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, hizo un llamado a la calma a la población y anunció cinco días de duelo nacional. Además, confirmó a través de su cuenta oficial en X que Mohammad Mokhber asumirá como presidente interino hasta que se elija un nuevo mandatario, un proceso que debe completarse en un plazo de 50 días. Las imágenes de fieles rezando por Raisi en Mashhad fueron difundidas por la televisión estatal, mostrando el impacto de esta trágica pérdida en la nación.
Ebrahim Raisi, de 63 años, era conocido por su línea dura y posturas ultraconservadoras. Su carrera en la función pública comenzó a los 25 años como fiscal en Teherán, y a lo largo de los años escaló posiciones hasta convertirse en fiscal general en 2014. En 2021, fue elegido presidente de Irán, ocupando el segundo cargo más alto en el país después del líder supremo. Aunque mantenía un perfil público prominente, su poder estaba limitado por la Constitución iraní, que subordina el Ejecutivo al líder supremo.
