El pasado mes de marzo, la tranquila comunidad de Naples, Florida, se vio sacudida por un misterioso incidente que dejó perplejos a sus residentes. Alejandro Otero y su familia fueron testigos de cómo un objeto desconocido impactó con fuerza en su residencia, atravesando el techo y dos pisos.
Tras el inusual suceso, Otero recurrió a las redes sociales, compartiendo su asombro en su cuenta de Twitter. Según sus declaraciones, el objeto en cuestión provenía de la plataforma de carga completa de 5.800 libras de baterías desechadas de la Estación Espacial Internacional (ISS).
La respuesta a la solicitud de Otero no se hizo esperar. La NASA, tras recibir el llamado de auxilio, actuó de inmediato. El objeto fue recuperado y trasladado al Centro Espacial Kennedy de Florida para realizar un análisis exhaustivo.
El 15 de abril, la agencia espacial confirmó los temores de la familia Otero: el objeto era parte del equipo de apoyo de vuelo de la NASA utilizado para montar las baterías en la plataforma de carga de la ISS. En otras palabras, basura espacial.
A pesar de haberse esclarecido la procedencia del objeto, los interrogantes persisten. Se espera que una investigación más detallada arroje luz sobre cómo este fragmento de basura espacial logró sobrevivir en el implacable entorno del espacio exterior, planteando serias preocupaciones sobre la gestión de residuos en la órbita terrestre.