España está tomando medidas decisivas para restringir el uso de teléfonos móviles en las escuelas, respondiendo a la percepción de muchos padres y profesores de que estos dispositivos no son necesarios en entornos educativos. Grupos de WhatsApp en todo el país han generado debates acalorados sobre si los teléfonos móviles deberían ser permitidos en las escuelas, y algunos grupos, como uno en Barcelona con más de mil miembros, incluso han iniciado peticiones para que los padres se comprometan a no comprar móviles a sus hijos hasta los 16 años.
El último informe de la UNESCO revela que uno de cada cuatro países ha implementado leyes que prohíben el uso de móviles en las aulas, convirtiendo este tema en un asunto candente en Europa. En España, las comunidades autónomas han adoptado enfoques diversos, desde prohibiciones totales hasta regulaciones más flexibles. A pesar de enfoques más permisivos, muchas escuelas han implementado normas más estrictas este año, como en Cataluña, donde el 53% de las escuelas están adoptando medidas más rigurosas.
Algunos estudiantes, como Tomeu Bauzá Gayá de Palma de Mallorca, han experimentado la prohibición total de dispositivos este año. Las justificaciones incluyen prevenir la toma de fotos no autorizadas, evitar interrupciones durante las clases y prevenir trampas durante los exámenes. Aunque no existe un consenso científico claro sobre los efectos del uso del móvil en los adolescentes, hay evidencia de que podría afectar negativamente el rendimiento académico.
La UNESCO ha abogado por redirigir los recursos destinados a tecnología hacia aulas, profesores y libros de texto para garantizar la igualdad de acceso a la educación. Otros países europeos, como Francia, Italia, Portugal, Finlandia y los Países Bajos, han implementado o planean introducir prohibiciones similares. En el Reino Unido, las nuevas directrices respaldan la prohibición del uso del móvil durante toda la jornada escolar para abordar la conducta disruptiva y el acoso en línea.
