Con un récord de pobreza, apagones, escasez y una inflación del 40%, la isla continúa sumida en una profunda crisis. A dos años de las protestas callejeras que surgieron espontáneamente en respuesta a esta crisis, las condiciones han empeorado significativamente. Estas protestas llevaron a más de mil detenciones y 172 personas condenadas a penas de prisión.
Actualmente, la población cubana se encuentra desalentada y agotada, lo que ha llevado a una notable disminución en las manifestaciones públicas de descontento. Las dificultades cotidianas se han multiplicado, con largas filas para cargar gasolina, comprar alimentos (ya que la reducción de la libreta de racionamiento ha eliminado la gratuidad y garantía de alimentos, aunque en cantidades limitadas), y conseguir medicamentos en el sistema de salud.
Según el Observatorio Cubano de los Derechos Humanos, con sede en Miami, el 88% de los cubanos viven actualmente en condiciones de pobreza, lo que representa un aumento de 13 puntos porcentuales con respecto al año pasado. La situación económica y social en Cuba sigue siendo un desafío significativo para la mayoría de su población.