Los precios de la deuda de El Salvador colapsaron en abril de este año hundiéndose en un 15,1% hasta mínimos históricos.
El desplome se dio en el contexto de la campaña de su presidente, Nayib Bukele, por implementar un sistema económico basado en criptomoneda y su fracaso para posicionar en el mercado bonos en bitcóin por valor de 1.000 millones de dólares.
Lo cierto, es que los acreedores temen que esta situación, sumada a sus estancadas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, impida que el país centroamericano cumpla con el pago de un bono de 800 millones de dólares que vence a principios del próximo año 2023.
La caída del precio de la deuda salvadoreña solo ha sido superada por la de los bonos de Ucrania desde la invasión Rusa.
Los bonos de referencia de El Salvador con vencimiento en 2032 cotizan en mínimos históricos, al 40% de su valor nominal, lo que sugiere que los inversores se están preparando para el incumplimiento.
El presidente del banco central de El Salvador, aseguró que existe un “riesgo cero” de que el país deje de pagar a sus acreedores.
La agencia de calificación Fitch Ratings, sin embargo, recortó la nota del país a CCC en febrero –a un escalón del grado de especulación–, alertando de una mayor dependencia de la deuda a corto plazo, fuentes de financiación limitadas y una deuda pública en aumento que se espera alcance el 87% del PIB en 2022.
La transición de El Salvador hacia una economía basada en blockchain y criptomonedas parece ser “un fracaso”.
Un estudio realizado por National Bureau of Economic Research en 2021 indica que solo un 20% de los salvadoreños que descargaron la aplicación de Chivo, que el Gobierno diseñó para facilitar las transacciones diarias con criptomoneda, la siguieron utilizando tras gastar los 30 dólares que las autoridades regalaban para promover su uso.